Asignando
un año por cada día, él creyó que los 2,300 días
literalmente representaban 2,300 años a
partir de la reconstrucción de las paredes de la
cuidad de Jerusalén en el año 457 antes de Cristo.
Esto significaba que Cristo regresaría a la tierra a
instaurar su Reino alrededor del año 1843.
Antes de continuar con esta fascinante historia,
permítanme decirles que el hecho mismo de que una
persona anuncie la fecha en que el acontecimiento
del regreso de Cristo sucedería, fecha que ni
siguiera el mismo Jesucristo sabía, cuando dijo:
"Pero el día ni la hora nadie sabe, ni aun los
ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solamente el
Padre" Mateo 24:36, evidentemente significa que de
alguna forma, Dios, actuando misteriosamente, había
revelado a un hombre lo que había renegado revelarle
¡a sus ángeles y hasta su propio Hijo!
Sin embargo, es importante recordar que la
definición de un falso profeta, con Deuteronomio
18:21, es definida como aquel que anuncia que Dios
le ha revelado un misterio o que Dios le ha dado un
mensaje y al pasar el tiempo fijado, lo prometido no
sucede: "El profeta que tuviere la presunción de
hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya
mandado hablar…el tal profeta deberá morir" Deut.
18:20.
¡Pero continuemos! A mí me encantan estas historias
de estos americanos, 1800 ó 1900 años después de
Cristo, alegando que todos los cristianos,
incluyendo a Pablo, Pedro, Lucas, Mateo, Juan,
Judas, Cristo…¡en realidad no sabían todo lo que hoy
ellos saben!
Miller mantuvo el descubrimiento en secreto por unos
pocos años. Pero llegó un tiempo que la espera se
hizo demasiado larga y la "verdad" había que
proclamarla. Después de todo, todo aquel que no
llegara a escuchar la voz y el mensaje de este
llanero solitario, mejor dicho, de este marino
mercante, se iba a perder de la salvación. El primer
mensaje profético de Miller fue en la casa de su
cuñado, en agosto de 1831. ¡Sólo faltaban 12 años
para el fin del mundo!
El mensaje fue muy bien recibido por los presentes e
inmediatamente Miller fue invitado a predicar en
varias iglesias locales. En el año 1832 (¡ahora solo
faltaban 11 años para el fin del mundo!), Miller
publicó su primer escrito relacionado con las
profecías. Su éxito no fue tan rotundo como
esperaba. Después de todo, había millones de
cristianos doctores, profesores, abogados,
ingenieros, teólogos, que sabían leer la Biblia y
hacer cálculos, quizás mucho mejor que este gringo
marino mercante, y para ellos…¿Cómo era posible que
ellos no vieran tan claro la "verdad" que veía
Miller en las profecías bíblicas?
Pero más tarde Miller conoció a Joshua V. Hilmes (no
a Pedro, ni a Mateo), ¡No!, a otro americano, el
cual se convirtió en el relacionador público de
Miller e hizo los arreglos para que éste hiciera sus
predicciones en mítines caracterizados por ser
celebrados en "grandes tiendas de campaña".
¿Han
visto ustedes en el presente a algún otro grupo
religioso celebrar mítines proféticos, de esos que
asustan a la gente, en grandes casas de campaña?
Ahora, era apremiante alimentar el deseo del público
por saber una fecha exacta. ¡Ellos querían saber lo
que ni Jesús sabía! Pues, el señor Miller cedió, y
estableció la fecha para el retorno de Cristo: El 21
de marzo de 1843. El día de Año Nuevo Judío.
Inmediatamente se organizó la publicación de un
periódico y en tan solo unos meses Miller contaba
con miles y miles de adeptos. ¡Fue como una
avalancha! Muchos comenzaron a vender sus
propiedades en anticipación del "Día". Boston se
convirtió en la cede de operaciones del Profeta
Guillermo Miller. Los servicios estaban compuestos
por personas de todas las ramas religiosas del
cristianismo, luteranos, bautistas, católicos, etc.
Para el año 1842, no existía un lugar de reuniones
lo suficientemente grande para albergar a todos los
seguidores de Miller.
Aquí es importante resaltar que Miller y su grupo se
reunían a adorar… ¡los domingos! En otras palabras,
de alguna forma más misteriosa aún que la forma en
la que se descubrió la fecha exacta del día del
regreso de Cristo, Dios decidió que hasta personas
que le adoraban en DOMINGO, por tanto rompiendo el
mandamiento de guardar el Sábado, eran dignos de
salvación. ¡Sorprendentemente estos fieles se
reunían a alabar a Dios los domingos, e iban para el
cielo!
Cuando llegó la fecha, marzo 21 de 1843, todo pasó
sin incidente alguno. ¡Cristo no regresó! Días más
tarde, después de cientos de artículos de burla en
la prensa mundial, Miller admitió que de alguna
forma cometió un error en su cálculo. ¡EL PROFETA SE
HABIA EQUIVOCADO Y UNA VEZ MÁS EL EVANGELIO QUEDABA
DESACREDITADO! Note que Miler no admitió ser un
falso profeta, sino que simplemente había cometido
un error de cálculo. Esto es sumamente importante en
nuestra búsqueda por la identidad verdadera del
culto o secta de los Adventistas.
"El profeta que tuviere la presunción de hablar
palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado
hablar…el tal profeta deberá morir" Deut. 18:20.
Pero la cosa no quedó ahí. El mismo grupo de
descabellados fieles que creyó la primera vez, no
tuvo la menor dudas de creer la segunda vez. El 14
de agosto de 1844, un seguidor de Miller llamado
Samuel S. Snow anunció que Miller simplemente había
calculado mal la fecha, que la fecha de la venida
del Señor ocurriría un año y medio más tarde. Snow,
¡UN NUEVO PROFETA! dijo que él había recalculado
todo y la fecha verdadera era el 22 de octubre del
1844.
El movimiento religioso cobró más fervor que nunca y
la noche del 22 de octubre es lo que encontré
definido en la Enciclopedia Británica con el nombre
de "El gran chasco". Hasta los seguidores modernos
de estos audaces "profetas"- Miller y Snow,
orgullosamente hacen alusión a aquel día y sin
vergüenza alguna se refieren al "El gran chasco"
como si nada.
El Diccionario de la Real Academia Española nos
define Chasco de la manera siguiente:
1983). Al considerar esta
definición recuerden la definición de un falso
profeta que Dios nos proporciona en Deuteronomio
18:20.
Después de esta fecha, los Mileritas, a veces
llamados también Adventistas, se desbandaron.
Pero…un grupo de fieles se quedó con el gusto de ver
a Cristo venir a buscarlos EXCLUSIVAMENTE a ellos; A
los ESPECIALES; A los que de alguna forma mostrarían
ser más especiales que todos los otros cristianos de
todas las épocas; Más listos que todos los grandes
pensadores del cristianismo desde de su nacimiento y
hasta la época… Después de todo, SÓLO ELLOS TENÍAN
DERECHO A ENTERARSE DE LA FECHA SECRETA. ¡NADIE MÁS
DEBÍA SABERLA, EXCEPTO ELLOS!
"Oid ahora, pueblo necio y sin corazón, que tienes
ojos y no ves, que tiene oídos y no oyes - He aquí
que (Cristo) viene en las nubes, y todo ojo le verá"
Jeremías 5:21… y Apocalipsis 1:7 respectivamente.
Estos seguidores acérrimos continuaban sintiendo que
después de las dos falsas profecías, el 1844 tenía
algún significado profético. Pues en la mañana del
23 de octubre de 1844, Hiram Edson y otro amigo
Milerita se encontraban caminando por un maizal en
Port Gibson, New York (no en Jerusalén, o en
Galilea), sino en New York, y Edson comenzó a
proclamar que había tenido una visión desde los
cielos ¡DOS PROFETAS ADVENTISTA MÁS! La visión
consistía en que los 2,300 días realmente no
producían la fecha en la que Cristo regresaría a la
tierra, sino la fecha en la que Cristo había pasado
del lugar Santo al lugar Santísimo en el templo que
hay en el cielo.
En otras palabras, una de 5 cosas habían sucedido:
1 - O Miller era un falso profeta y en realidad no
fue Dios el que le dio la revelación de la fecha del
regreso de su Hijo.
2 - O Dios se equivocó cuando le dijo a Miller que
el 1843 era la fecha del regreso de Cristo a la
tierra.
3 - O Dios se equivocó una segunda vez cuando le
dijo a Snow que Miller se había equivocado y que la
fecha verdadera no era 1843, sino 1844.
4 - O que el Dios de Miller o el Dios de Snow era un
falso dios, ya que andaba diciendo fechas
equivocadas a diestra y a siniestra.
5 - O que todos estos charlatanes no eran más que
falsantes y "lobos disfrazados de ovejas", los
cuales andaban en busca de algo que ni siquiera
Cristo sabía… ¡la fecha de su regreso!
Yo nunca fui muy inteligente. Pero yo les voy a ser
sincero... Si cuando yo tenía 5 años de edad, mi
papá me hubiese dicho que me subiera en el techo de
la casa y me hubiese dicho "Tírate que yo te atrapo"
y cuando yo saltaba, mi papá cruzaba los brazos, y
este mismo incidente ocurría consecutivamente tres o
cuatro veces, yo tendría que ser idiota para
continuar saltando y cayendo de pecho en el
pavimento. Sin embargo, ¡esto es lo que estos
Adventistas (todavía hasta ese momento no del 7MO
Día) continuaban haciendo!
El Juicio Investigativo
Cuando la noticia de la visión de Hiram Edson llegó
a los oídos de Miller, éste se rehusó tenazmente a
apoyarla (noten que en esta versión del Evangelio
según los Adventistas existe una carencia total de
los nombres tradicionales en los asuntos cristianos:
Pedro, Juan, Lucas, Mateo, Santiago, Pablo…). Por lo
menos Miler fue honesto y no continuó el jueguito de
profeta… pero en el grupo había gente que no
aprendería la lección ¡NUNCA!. Los Mileritas
necesitaban una salida rápida y poco dolorosa a la
desdichada y VERGONZOSA experiencia del 22 de
Octubre. ¡En apenas unos meses, casi el mismo grupo
de "escogidos" había abierto los brazos a una nueva
doctrina!
La casa de Edson se convirtió en la cede de lo que a
partir de ese momento se comenzó a llamar Movimiento
Adventista (Adventista, porque esperaban el
Advenimiento o la llegada de Cristo). Un punto que
deseo repetir aquí es que hasta ese momento todos
estos "escogidos" habían estado adorando a Dios y a
su seguro Salvador, Jesucristo, ¡los domingos!
Fue en una reunión en la casa de Edson que un
individuo llamado Joseph Bates introdujo la idea de
que en vez de adorar los domingos, el grupo debía
comenzar a adorar los sábados ya que él lo había
leído en un pedazo de papel viejo que se encontró un
día sentado en el parque. El artículo en este papel
lo había escrito Thomas M. Preble, un líder de lo
que en ese momento se conocía como la Iglesia
Bautista del 7mo Día. A propósito, este grupo
Bautista del 7mo Día ha desaparecido casi
completemente del espectro religioso mundial. elena
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Una
persona que forme parte de tan exquisito grupo como
el que todavía se reunía en la casa de Edson, no
necesitaba ni siquiera abrir la Biblia para leer:
"Por lo tanto, que nadie los critique a ustedes por
lo que comen o beben, o por cuestiones tales como
días de fiesta, lunas nuevas o los sábados. Todo
esto no era más que la sombra de lo que había de
venir, la verdadera realidad es Cristo" Colosenses
2:16-17.
"Pues es por gracia que han recibido ustedes la
salvación por medio de la fe. No es esto algo que
ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don
de Dios" Efesios 2:9
Una persona que todavía estuviera sentado entre ese
grupo compuesto por hombres con una indiferencia
total por la autoridad de la Biblia y las enseñanzas
del mismo Jesucristo, no había de cavilar al adoptar
una nueva doctrina como esta. El hecho es que estos
"feligreses" adoptaron la doctrina del sábado como
se adopta a un pajarito mojado después de un
aguacero. Y… como era de esperarse, ¡una cosa lleva
a la otra!
Ahora había que explicar qué rayos entró Jesucristo
a hacer en el Lugar Santísimo y qué había estado
haciendo en el Lugar Santo.
La Doctrina del Juicio Investigativo
La necesidad de tal explicación fue llenada por un
artículo escrito no por Pablo o por Santiago, sino
por un americano llamado Crosier. Según este gringo,
esta obra de juicio por parte de Cristo consta de 2
partes; a saber:
Desde el día de su ascensión en Lucas 24:51, y hasta
el 22 de octubre de 1844, la obra de Cristo fue
comparable con el ministerio diario de los
sacerdotes del Antiguo Testamento. En otras
palabras, el sacrificio de Cristo en la Cruz no
resultó ser tan eficiente como se esperaba, porque
los pecados habían sido perdonados, pero no borrados
de los récords de los pecadores en los archivos del
cielo.
A partir del 22 de octubre de 1844 fue cuando Cristo
comenzó aquella fase de su ministerio destinada a
borrar (con un borrador, por supuesto), los pecados,
tal y como lo hacía el Sumo Sacerdote el Día de la
Expiación.
Amigo mío, si usted y yo no tuvimos la suerte de
nacer alrededor del 1844, usted y yo estamos feos
para la foto, a no ser que … ¡creamos en estas
asombrosas historietas, y nos asociemos a los
Adventistas del 7mo Día!
Según los adventistas, cuando Jesús le dijo al
paralítico "Tus pecados te son perdonados", en Mateo
9:5, a Jesús se le olvidó decirle a ese infeliz,
"Ahora tus pecados te han sido perdonados, pero
cuídate mi hijito…¡que todavía no han sido borrados!
¡Buuu!" En otras palabras, Jesucristo mintió por
omisión. La verdad no es la verdad si no se dice
completa. Pues si Jesús sabía que los pecados de
este infeliz habían sido perdonados, pero no
borrados, no hacia más que mentir. Él había dicho la
verdad, pero una verdad a medias. Por supuesto, esto
es así según los genios adventistas.
De acuerdo con las doctrinas Adventistas, Jesús
ahora se encuentra sentado en un escritorio, con un
borrador de esos cabezones que antes le daban a uno
en la escuela, fajado borrando pecados, o quizás con
un corrector de papel, o que sé yo, con una lata de
pintura blanca, pintando los libros otra vez para
borrar los pecados.
Un problema de colosales consecuencias se
presenta:
A raíz de la adopción de esta doctrina la cosa se
reduce asombrosamente. Aquí aparece el primer
problema del naciente Adventismo del 7mo Día: ¡La
puerta estaba cerrada para todos aquellos que no
eran del clan adventista! A una muchachita recién
llegada al movimiento y llamada Elena, le fue
especialmente mostrado (por el mismo dios que se
había equivocado en sus informaciones a Miller y a
Snow) una nueva visión… se le "mostró que la puerta
de la misericordia se había cerrado para todos los
que no habían aceptado el mensaje de 1844". Así que
el mundo y la mayor parte de los que había en él se
quedaron en el lado de afuera de la puerta. ¡En esa
pila estamos incluidos usted y yo! Con la excepción
de Elena, su esposo, sus hijos, y el grupito de
Adventistas que recibieron esta información, todos
los demás seres humanos estamos perdidos para
siempre.
¡Qué tremenda antítesis se presenta a raíz de esta
nueva revelación divina de parte del Padre para esta
señora! El pobre Jesús fue enviado al mundo a decir
mentiras por el mismo Padre que Elena reclamaba la
había mandado a ella a decir que la "puerta de la
misericordia se había cerrado para todos los que no
habían aceptado el mensaje de 1844". Sin embargo,
ponga atención a la siguiente cita:
"Yo soy la Resurrección y la vida. El que cree en
mi, aunque muera vivirá; y todo el que está vivo
todavía está vivo y cree en mi, no morirá jamás"
Juan 11:25 "Pero estas cosas se han escrito para que
ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de
él" Juan 20:31.
En otras palabras y según la nueva advenediza al
Adventismo Post-Milerista, Jesucristo no sabía lo
que estaba hablando cuando reclamaba ser la fuente
de salvación en Juan 11:25, ya que ella
flagrantemente declara que el pasaporte para entrar
al cielo era haber "aceptado el mensaje de 1844…"¡NO
EN CRISTO!.
Pero las cosas se complicaron… el tiempo fue pasando
y el exclusivismo, que comienza temprano en
cualquier plan religioso, despegó enseguida. Se
parece a la actitud de "Señor, bendíceme a mí y a mi
esposa, a mi hijo Pedro y a su esposa, a nosotros
cuatro, y a nadie más". La posición de la puerta
cerrada nunca fue realmente aceptada ni por el mismo
William Miller, pero circuló entre algunos de los
rechazados. Duró oficialmente hasta después de 1850,
cuando se abrió una rendijita en la puerta para que
pudieran colarse los hijos de los miembros fieles, y
más tarde, las esposas y esposos de los que creyeron
en la fecha. (Yo debería comenzar a escribir fecha
con una F mayúscula, ya que según White, "la Fecha"
de 1844, ¡No Jesús!, era la llave de la Salvación.)
Es asombroso ver la forma en que una mentira se
extiende y ramifica y se convierte en un pulpo
gigantesco que trasciende el tiempo y el espacio. Un
día, reunido con un grupo de adventistas, les
preguntaba: "Pues si todo esto es así, ¿Creen
ustedes que los Evangélicos somos salvos?… Hubo un
silencio en el salón y después de unos segundos uno
de los ancianos me dijo… "Sí, pero no".
Los Adventistas se refieren a "los que no son
salvos." En realidad, en el concepto Adventista,
tanto al comienzo como más tarde, virtualmente todo
el mundo era o es no-salvo. Pero el primer desatino
profético de la Sra. Elena no tardó mucho en
comenzar a tener efectos nocivos y la profecía
proporcionada por el mismo dios (¡el cual se
equivocaba otra vez!), la de la "puerta cerrada,"
pronto fue abandonada porque los que perdieron el
tren en 1844 comenzaron a morirse. Después, los no
salvos, aún en nuestro tiempo, vinieron a ser todos
los que no hubieran aceptado a Cristo.
Todos los cristianos sabían esto, pero para hacerlo
un poquito diferente, y quizás para añadirle
encanto, el punto de vista Adventista de no-salvo
vino a significar cualquiera que adorara en domingo
(católico o protestante); cualquiera que fumara,
masticara tabaco, bebiera, fornicara, asistiera a
espectáculos públicos, o usara o comiera algo que
los Adventistas no usaran o comieran - en general,
cualquiera que no fuera oficialmente parte de su
espectáculo.
La cosa se puso tan fea que muchos de los familiares
de los creyentes comenzaron a quejarse de la
profetiza y hasta el esposo de Elena, James, tuvo
que aclarar que podría haber una rendija en la
puerta, sobre la cual Elena no tenía control. En
1851, James se sintió impulsado a publicar en el
Review y Herald (el medio de comunicación
adventista), un extenso editorial y decía: "Ningún
escritor del Review se ha referido nunca a las
visiones de Elena como autoridad sobre ningún punto.
Por cinco años, el Review no ha publicado ninguna de
ellas." Más tarde el esposo de la Profeta pagaría
muy caro su atrevimiento al dudar de la "inspiración
divina" de su esposa.
¿Cómo lograr la entrada de nuevos miembros sin
desacreditar la profecía de la "puerta cerrada"?
La Teoría del Juicio Investigativo es lo que se
llama una espada de doble filo. Esta teoría
primeramente explicaba lo que Jesús había entrado a
hacer al Lugar Santísimo, mientras validaba la
idoneidad de la fecha 1844. Pero por el otro lado y
pensándolo bien… no era esta tierra la que había
sido separada de la misericordia y estaba a punto de
recibir justicia, sino todo lo contrario. Era en el
cielo donde la justicia estaba siendo decidida (y la
misericordia estaba todavía disponible aquí en la
tierra).
Este proceso, por supuesto, requería mucha
contabilidad celestial, examinar los registros
(usando quizás programas computarizados como Lotus),
volver a registrar las obras hechas y las sin hacer,
y compilar un vasto número de cifras que
necesitarían mucho tiempo para ser totalizadas - de
aquí la idea del tiempo de oportunidad. Además,
hasta había espacio para las cosas que no habíamos
hecho o pensado. Elena había escrito que "seremos
tenidos como individualmente responsables por hacer
una jota menos de lo que podemos hacer ... Seremos
juzgados de acuerdo con lo que deberíamos haber
hecho, pero que no llevamos a cabo porque no usamos
nuestros poderes para glorificar a Dios... Por todo
el conocimiento y la capacidad que pudimos haber
obtenido y no obtuvimos, habrá una pérdida eterna".
Ahí lo tienen… El Juicio Investigativo; trabajo
arduo y tesonero de parte de Dios. ¡Mayor aún que
los 6 días de la creación! Este trabajo lleva tanto
tiempo que aun no termina, y recuerden que comenzó
en 1844, y como Cristo aun esta ocupado haciendo sus
quehaceres, esto aún mantiene la puerta abierta para
los nuevos creyentes.
En su libro "La mentira de White", el ex-pastor
adventista, Walter T. Rea, nos dice que "William S.
Sadler, era un médico ampliamente conocido y
cirujano de su tiempo, escritor, amigo personal de
Elena White, yerno de John Harvey Kellogg, el cual
escribió:
Analicemos una personalidad especial…
La construcción psíquica de una profetiza moderna
Cuando la niña Elena tenía nueve años de edad le
dieron una pedrada y el golpe fue tan fuerte que la
dejó un poco tarada y casi se muere. Quedó
desfigurada de por vida. Ella misma dice que quedó
"en un sopor" (otra palabra por zumbido en los
oídos) por tres semanas. Cuando comenzó a
recuperarse y vio cuán desfigurada estaba, quiso
morir. Se volvió melancólica y evitaba las
compañías. Dijo: "Mi sistema nervioso se postró." En
su obra Testimonio para las Iglesias, Elena cuenta
su primera experiencia: Note el defecto en de la
pedrada en su ojo.
"Estaba
terriblemente asustada y solitaria, y a menudo
aterrorizada por el pensamiento de estar eternamente
perdida en el infierno. Pensé que la mía sería la
suerte de un pecador condenado y temí perder la
razón." Testimonio para las Iglesias. Elena G.
White.
Nota: Fíjese bien de la manera en que la misma Elena
confiesa su terror ante el infierno. Ahora ya sabe
por qué ella misma se encargó de eliminar la
existencia del infierno de su grupo religioso. Es
mejor ignorar su existencia que enfrentarse a la
realidad. Esto mismo lo hizo la fundadora de los
Testigos de Jehová. ¿Coincidencia?
Así que aquí tenemos a una adolescente que, desde
los trece hasta los diecisiete años, fue "debilucha,
enfermiza, sin educación, fácil de impresionar, y
anormalmente religiosa". Fue entonces que asistió
por primera vez a las conferencias de Guillermo
Miller en 1840 (el que puso la fecha de la venida de
Cristo, en la que predecía el fin del mundo en 1843
ó 1844). Recuerden que la misma Elena admite tener
un terror único por el infierno, ¡quizás porque se
sentía excluida del cielo!
Si yo tuviera miedo terrible del infierno y algún
día formara una religión, yo también, siendo sabio,
excluyera la existencia del infierno de mi religión.
¡Así cualquiera!
"El profeta que tuviere la presunción de hablar
palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado
hablar…el tal profeta deberá morir" Deut. 18:20.
Pero después del fraude de Miller, el rebaño se
quedó sin un guía. ¡Asi para Elena este era el
momento preciso! No pasaron más que unas semanas y
Elenita "comenzó a tener revelaciones". Estudios
posteriores de los escritos y los hallazgos de
Miller muestran que sus alegadas profecías habían
sido copiadas de otros anteriores a él. En otras
palabras, Miller no había hecho más que plagiar
ideas y convertirlas en suyas. Pero su viaje fue
corto. Nació en 1805 y lo mataron en 1844.
Pues como decíamos antes, debido a la muerte
violenta e inesperada de Miller, se creó un vacío
que debía ser llenado por alguno de sus seguidores.
Es inmediatamente subsecuente a la muerte de este
"profeta" que la Sra. White comienza a tener
visiones y a recibir visitas de ángeles. Sin
embargo, White no fue la única voz que se levantó
diciendo: "Miren, aquí está el Mesías, o Miren, allí
está…"Mateo 24:23. ¡No! Aparecieron varias otras
voces:
"Y no es de estrañar, pues aun Satanás se
disfraza como un angel de luz" 2 Corintios 11:14
Mary Baker Eddy, la famosa dirigente de la secta
religiosa Ciencia Cristiana, también existió durante
la mayor parte de la vida de Elena. Pero el problema
era que los discípulos de ambas profetizas creían
que su profeta era inspirada por Dios y que sus
escritos deberían ser usados para interpretar la
Biblia. Además el notable Charles T. Russell, el de
la Atalaya y los Testigos de Jehová, también vivió
durante el tiempo de Elena. Sus seguidores
coincidencialmente también creen que ellos son la
única iglesia verdadera y que todas las demás son
"Babilonia". Los Adventistas se adhieren a esta
última parte, pero se consideran a sí mismos como la
única verdadera iglesia. Una vez la Sra. Elena
comenzó a alimentar la imaginación de su grupo, el
cual ya estaba acostumbrado a creer en cualquier
cosa que le dijeran, se convirtió rápidamente en la
Líder del movimiento Adventista.